Sobre Literatura Rosicruciana

 “Sobre Literatura Rosicruciana”


¡Una extraña; pero reconocible, sensación de ¡Hartazgo!


De un tiempo a ésta parte, os voy a ser sinceros, nuestra lectura de libros relacionados con la Rosacruz ha disminuido notablemente y, en muchas ocasiones, demasiadas diría yo, quedan inacabados de leer; en tanto que producen en nuestra Alma una suerte de decepción.


Tras un tiempo de meditarlo, llegamos a la conclusión de que, tras un largo periodo de estudio, investigación y discriminación, hemos llegado a una verdad bastante consistente de lo que es y fue la original Rosacruz. Éste conocer de primera mano, procedente del Maestro Interior, hace que veamos todo lo relacionado con la Rosacruz con nuevos ojos. Unos ojos que se ciegan y se tornan llorosos, cuando contemplan tal calamidad de errores e imposturas históricas o doctrinales. 


Unos errores e imposturas que no se limitan a los nuevos volúmenes publicados por las diferentes editoriales, sino también a otros libros más antiguos, ya leídos, y que al retomar su lectura nos producen la misma sensación de hartazgo; pero no os vayáis a pensar que esto solo nos sucede con libros ajenos a nuestra autoría, sino que ocurre lo mismo cuando repasamos nuestro Trabajo anterior; sobre todo, si éste ya posee cierta antigüedad.


Cada vez que leo, en los libros rosicrucianos, terminologías orientales, sobre todo hindúes, como Karma o Reencarnación, es que nos entra calentura y escalofríos. Es una sensación tan fuerte que nos obliga a abandonar la lectura y a relegar el Libro a algún rincón de alguna balda en nuestra extensa biblioteca. Esto nos produce una suerte de desencanto, pérdida de tiempo y dinero.


Estamos tan encerrados en nuestra burbuja de ermitaño que no somos conscientes, al menos del todo, que el Mundo exterior sigue su curso y que nuestro Trabajo apenas es leído por aquellos estudiantes, fratres y sorores, que siguen su camino “tradicionalista” a su bola. Un trabajo basado en las ideas teosóficas exportadas desde el lejano Oriente. Pensábamos que esos errores habrían sido corregidos y llevados al ámbito meramente Cristiano ortodoxo y, en todo caso, al budista del renacimiento voluntario del Espíritu que propugna el Budismo, contra la reencarnación obligada, del Alma, que nos dice el Hinduismo.


Eso, en cierto modo, nos produce congoja y la sensación de que aún nos queda mucho trabajo didáctico que realizar para que la Verdad del Cristianismo Gnóstico Rosacruz llegue hasta el último rincón del Universo Rosicruciano, ya sea procedente de la Masonería como de los entresijos de la Sociedad Teosófica.


Paracelso fue un Cristiano herético, como nosotros, que estudió medicina de mano de los monjes benedictino y terminó siendo enterrado, por propia voluntad, en el cementerio de la Iglesia de San Sebastián, en Salzburgo, una Iglesia Católica; lo cual, nos parece bastante significativo.


Paracelso escribió, en su corta Vida, bastantes libros; pero en ellos, a pesar de que hacía mención de la astrología, la alquimia y los elementales de la Naturaleza, todo ello muy en consonancia con lo relatado en la Fama Fraternitatis y en el Conocimiento de su Época, respecto a los viajes de Christian Rosentkreutz, en ningún lugar se habla de Reencarnación o Karma, aunque sí, como no puede ser de otro modo, de las leyes de Causa y Efecto que, aunque algunos crean que son una misma cosa, existen diferencias notables, en tanto que el Karma se encuentra enlazado con la Doctrina de la Reencarnación, que no del Renacimiento, y las leyes de Causa y Efecto, son algo científico relacionado con el natural funcionamiento de las leyes de la Naturaleza.


Así, con tanto escrito dejado por Paracelso, precursor y Patrón de los Rosacruces, es un tanto extraño ver como un libro, escrito por un Frater, Estudiante de la Rosacruz, de tan solo 173 páginas, obvia el trabajo original de Paracelso para, sin embargo, explayarse en asuntos teosóficos que, en la Época de Paracelso, aquí en el Occidente Cristiano, ni siquiera se intuían.


Esto es solo un ejemplo del por qué todo lo nuevo que leemos nos parece material trasnochado y fruto del refrito de lecturas de previos autores que, del mismo modo, realizaron lo propio copiando lo dicho por libros escritos por otros autores que hicieron lo propio…, remontándose hasta autores, de formación teosófica, del Siglo XIX y principios del Siglo XX; olvidándose, sin embargo, de los primitivos y originales escritos rosacruces, donde nada se dice acerca de la supuesta reencarnación o de su consecuente Karma.


Al final, somos conscientes de caer siempre en el buen vicio de la lectura, cuando algún nuevo Autor saca algo acerca de la Rosacruz intentando, quizá, descubrir algo novedoso, algún nuevo descubrimiento, que otros antes no hubiesen encontrado, como así sucedió con el descubrimiento de los amigos del Círculo de Tubinga, Tobías Hess, Cristopher Besold y Valentín Andreae, creadores de los manifiestos rosacruces, la Fama, la Confessio y las Bodas Químicas, o cuando se descubrieron las misivas entre el Maestro Andreae y su Discípulo Comenius; pero escribir acerca del precursor de los Rosacruces, Paracelso, con el único fin de tener un minúsculo título dedicado a su figura, realizado además por alguien que es médico, nos parece un disparate cuando comienza a divagar, a poco de comenzar la Obra, con los misterios hindúes de la Reencarnación, cosa que, a nuestro modo de ver, nos parece fuera de lugar.


Sabemos que, con la aparición de un nuevo título dedicado a la Rosacruz, caeremos en el mismo error y nos volveremos a decepcionar comprando el libro y comenzando a leerlo para volver a terminar dejándolo de lado; pero es lo que tiene intentar encontrarnos al día con las nuevas publicaciones que surgen en torno al Movimiento Rosacruz. Ojalá se diera que, dichos bien intencionados autores, antes leyeran nuestro Trabajo.


Frater Toni (Hermano Lego R+C)