El suicidio forzado no es suicidio

 “El -suicidio forzado- no es Suicidio”


-Se trataría de un asesinato o ejecución-


A algunos de nuestros lectores, los más avispados, se les habrá pasado por la cabeza, cuando hemos tratado acerca del suicidio, ¿Qué sucede, entonces, con los grandes hombres que, como Sócrates o Séneca, fueron forzados a quitarse la Vida de su propia mano?


Sócrates y Séneca no se suicidaron voluntariamente, sino que se vieron forzados, por mandato imperativo, a quitarse la Vida como una Orden de Ejecución procedente de la más alta instancia del Estado.


En estos casos no se produce el suicidio, en tanto que, como en un accidente, se trata de una muerte en contra de la voluntad de quién se encuentra forzado a quitarse la Vida. Así “Mi lady en la Obra ficticia de -Los Tres Mosqueteros- de Alejandro Dumas” es ejecutada por su esposo Athod, obligándola a saltar desde un acantilado; pues bien, en ninguno de los casos mencionados, y muchos otros, puede considerarse como suicidio, en tanto que existe una Fuerza Mayor, externa al auto ejecutante, que los obliga a quitarse la Vida, contra su propia voluntad, a modo de ejecución.


Los estados de ánimo de un suicida voluntario y un auto ejecutado son completamente diferentes; en tanto que en el suicida existe una inefable e inslterable voluntad de quitarse la vida y en el auto ejecutado no; es decir, en éste caso existe un previo arrepentimiento del acto que persiste durante todo el proceso de autoejecución. En el caso del suicida o de la persona sujeta a eutanasia, suicidio voluntario diferido a terceros, eso no se da, pues existe, como decimos, una Fuerza de Voluntad inquebrantable al realizar el Acto.


Es importante conocer, a fondo éste Tema, para que no quepa duda alguna de que los grandes iniciados jamás se suicidarían por voluntad propia y solo lo harían de forma obligada y si no tuviesen modo alguno de escapar a dicho Destino.


Ciertamente, tanto Sócrates en Grecia como Séneca en Roma podrían haber rechazado el suicidio como ejecución; pero, entonces, las consecuencias para ellos habrían sido aterradoras, pues desobedecer una Orden venida de lo más alto del Estado habría supuesto una ejecución muy lenta; es decir, con violenta tortura y pérdida pública del Honor. En estos extraños casos, el suicidio, de cara a la Ley de la Gnosis, no se considera suicidio sino asesinato o ejecución por parte de los responsables del mandato.


Lamentablemente, estos casos históricos mencionados, han sido ejemplo para algunos de valentía y honor. Así, el suicidio, en algunos ambientes y culturas, cerradas como la japonesa, se encuentra bien visto y, en algunos casos, la única salida posible para no morir con deshonor. Pero, en el fondo y lamentablemente, estos suicidios culturales son verdaderos suicidios y donde se rompe, con la muerte del sujeto, la imposibilidad de arrepentirse produciéndose el Pecado Imperdonable contra el Espíritu Santo; en tanto que una vez que la Persona no existe, no hay modo de que pudiera arrepentirse y pedir perdón a su Espíritu. 


Repetimos para que quede claro: “Es un Pecado Imperdonable; pero no, porque haya un Dios intransigente y cruel, sino porque con el suicidio, el propio suicida, con su acto, impide que pudiera ser perdonado por su Espíritu” Ese Acto es Imperdonable porque aunque siga existiendo quien pudiera perdonar, el Espíritu; sin embargo, el Objeto de ser perdonado, la Personalidad del Suicida, ya no existe y por lo tanto, tampoco la posibilidad de arrepentimiento y pedir perdón. 


Sí éste Tema no queda claro del todo, por favor, decírnoslo para que lo retomemos todas las veces que haga falta, pues su trascendencia es crucial.


Nos consta que, ladinamente, éste suicidio obligado, como ejecución de los poderes del Estado, se realizaba con la intención de que los ejecutados muriesen para siempre; en tanto que conocían, esotéricamente, la característica de pecado Imperdonable del suicidio; pero, gracias a Dios, no conocían el significado profundo y esotérico de éste Asunto y que, sin embargo, los ejecutados, posiblemente, conocieran.


Toda Pena de muerte es denunciable como asesinato con premeditación y alevosía. Cuanto más el suicidio provocado. Del mismo modo, lavarse las manos como Pilatos, en el caso de Jesús de Nazaret, tampoco sirve, pues en éste caso, aún no existiendo responsabilidad de asesinato sí que existe por homicidio, en tanto que, por omisión, se habría permitido la ejecución de una Persona, independientemente de que fuese culpable o inocente.


La Pena de Muerte debería de avergonzar a los ciudadanos de los países donde aún existe, pues nadie es quien para decidir acerca de la vida de nadie, incluso de los más viles y crueles asesinos. Se podrá imponer cadena perpetua y trabajos continuados para la Sociedad, no trabajos forzados que serían tortura, pero quitarle la Vida a alguien es homicidio si se hace por ignorancia de las leyes divinas; pero sería asesinato si esto se realizara a sabiendas de lo que ello supone.


Suponemos que se preguntarán si existe alguna diferencia entre homicidio y asesinato. Efectivamente, el homicidio sería por ignorancia y sin premeditación y el asesinato sería a sabiendas y de forma premeditada. Ésta matización es importante, porque a la hora de fallecer, los responsables de homicidio y asesinato siguen caminos diferentes; en tanto que la parte cercenada, destruida de la Personalidad y Conciencia de la Personalidad será mucho mayor en el reo responsable de asesinato que en el de homicidio que posee el atenuante de la ignorancia y no haber procedido con maldad.


Por favor, espero vuestras cuestiones; pero, por favor, os pido que sean escuetas para que podamos responderlas a la mayor brevedad posible.


Frater Toni (Hermano Lego R+C)