La Sombra que acecha

 “La Sombra que acecha”


-Conviviendo con nuestro más tenebroso pasado-


“Las sombras son aquellas partes de nosotros mismos que rechazamos, suprimimos o no reconocemos.”

(Carl Gustav Jung)


Muchas personas son las que creen que con un mero giro a sus vidas ya está todo arreglado; pero esto no es así, pues nuestros hechos del pasado, generalmente aquellos de los que no nos sentimos muy orgullosos, siempre se encuentran al acecho, apareciendo cuando menos lo esperamos.


Lo que en Oriente se denomina como Karma, en nuestra Tradición de Occidente lo denominamos, tal y como lo bautizó Jung, “ La Sombra o las sombras”; pero, como iremos viendo, no son la misma cosa, en tanto que en el Karma Oriental influyen factores de supuestas vidas pasadas. 


En la Tradición Rosacruz se trata de algo muy natural y que se explica con las leyes de “Causa y Efecto”; pero que se producen y extinguen en la Vida Presente; es decir, no se trata de asignaturas pendientes de supuestas vidas anteriores que podrían retomarse en alguna supuesta Vida Futura del Alma Personalidad.


Nuestra Mente está subdividida, según la Rosacruz clásica, transmitida por Rudolph Steiner y Max Heindel, en Mente Concreta, la más cercana al Plano inferior del Mundo de los deseos o Astral y la Mente Abstracta, más elevada a nivel de vibración y cercana al Espíritu Humano, de lo que ahora no trataremos…; pues bien, la Mente Concreta que pertenece o forma parte de nuestra Alma Mortal, está subdividida; y ésto nada tiene que ver con la psicología profana, en Mente Consciente y Mente Inconsciente o Subconsciente.


La Mente Consciente se distingue por tener un rápido y claro acceso a determinadas partes de la Memoria y la Mente Inconsciente es aquella que, generalmente, no comparte el tiempo de vigilia y posee acceso a una Memoria soterrada y oculta, donde solemos llevar nuestros peores recuerdos y que, como un símil, podríamos relacionar con una temporal papelera de reciclaje.


Esa Papelera de Reciclaje de nuestro Subconsciente, de la Mente Concreta, funciona como una suerte de mochila que siempre llevamos a cuestas. Mientras más llena esté más peso tiene y este peso, funcionando como un lastre, nos impide desplegar las alas y elevarnos hacia planos de superior vibración; es decir, esa carga funciona como una suerte de cadena que nos impide prosperar espiritualmente, manteniéndonos sumidos en lo más grosero del Mundo Material.


Bajo determinadas circunstancias, ese lastre de memoria oculta, las sombras, se convierten en un Egregor que, supuestamente, pareciera tomar consciencia propia y atosigarnos, como una suerte de demonio maligno que nos susurrara al oído.


Esto sucede porque, en su día, la Conciencia no confrontó, cara a cara, a esos errores que, simplemente, fuimos abandonando en esa mochila del olvido o desmemoria y esos recuerdos, un día, nos salen al encuentro, en tanto que se trata de asignaturas pendientes y que no pueden ser desechadas así porque sí, sin haber sacado antes la enseñanza apropiada.


Que se trata de una Entidad supuestamente Consciente, la Sombra Egregor, solo es una percepción nuestra debido a la ignorancia y al miedo que ese desconocimiento genera; pero la Sombra o las sombras son parte de nosotros mismos y lo único que debemos y podemos hacer es asumirla como algo natural, procesar la experiencia y a otra cosa. 


El error, volvemos a reiterar, se encuentra en archivarla en esa mochila del olvido o papelera de reciclaje a la que nos referimos. 


Debemos de abrir esa papelera de reciclaje comprobar los archivos que posee, estudiarlos, sacar la experiencia que compete sin volver a apartarla y afrontar una nueva sombra hasta vaciar esa mochila; acabando así con ese lastre que nos impide crecer espiritualmente. 


La Sombra o las sombras no hay que intentar, infructuosamente, apartarla de nosotros sino absorberla…, fagocitarla…, asumirla…, asimilarla e integrarla en nuestras vidas, en tanto que en éste Mundo de la dialéctica, siempre vamos a encontrar luces y sombras. 


No puede existir la Luz sin la Sombra que produce, como no puede existir la Sombra sin la Luz que la origina.


Se trata, de algún modo, el tomar conciencia de nuestros actos y reconocer que cada Causa genera su Efecto. 


Si esa Causa es positiva generará efectos positivos que son asimilados de forma instantánea o en el corto plazo, mientras que si esa Causa es negativa generará efectos negativos que, por una suerte de instinto de supervivencia, por miedo más bien, redirigimos a nuestra Mochila del Olvido y donde la Sombra esperará pacientemente su turno para confrontarnos en un futuro más o menos cercano.


La Sombra conforma lo que podríamos llamar nuestros demonios internos y que nos acompañarán durante toda la Vida si no les hacemos frente y aprendemos de esa valiente confrontación. No hacerlo nos convierte en seres tan pesados que estaremos condenados a repetir, de forma inconsciente los mismos errores una y otra vez, como en un eterno y repetitivo día de la Marmota.


Solo nuestro miedo e ignorancia proporcionan a la Sombra un Cuerpo egregórico que pareciera que se tratase de un Ser aparte de nosotros; pero la Sombra es algo nuestro, no ajeno, dependiendo de nosotros, que sea una rémora en nuestro Camino Espiritual o una carga de combustible extra que nos permita despegar el vuelo hacia los planos celestiales.


Frater Toni (Hermano Lego R+C)