Complicado, muy complicado


“Complicado, muy, muy complicado”


-Imposible hablar de sexo y espiritualidad sin que alguien se moleste y se convierta en tu enemigo más ofendido-


Antes de comenzar diremos que existe un Blog secreto, denominado como “El Pleroma”; que es nuestro Grado 0, aunque pareciera el número 13 y último, por razones obvias, dada su discreción, y donde se habla de estas cosas con libertad y sin censura alguna, rozando la desvergüenza, la perversión y lo denominado como inmoral y amoral; eso sí, sin caer en el morbo y el chiste fácil, pero no, hoy nos ceñiremos, dada nuestra mayoritaria audiencia, a la más estricta moralidad, pundonor y decencia aceptadas por la generalidad… 


En todo tipo de conversación, ya sea técnica o coloquial, existe un lenguaje especializado denominado como argot y que, generalmente, viene recogido en todos los diccionarios; pero el relacionado con el sexo, apenas es utilizado en ambientes cultos, un tanto hipócritas, al ser tenido como de mal gusto y de falta de educación. Es por ello que, para nosotros, es tan difícil el poder tratar estos temas sin que seamos mal entendidos. 


Por otro lado, desde el lado gnóstico es algo que se encuentra normalizado, dado el lenguaje simbólico y encriptado que venimos usando durante siglos e incluso milenios.


Todos venimos a éste Mundo con un arsenal de herramientas, incluidas en nuestro Todo Completo (biológico, emocional, espiritual), con el fin de cumplir con nuestra misión en el Mundo; es decir, con nuestro cometido, en tanto que constructores de la Realidad y de la Personalidad, como un medio iniciático y conducente a la Liberación del Universo y del Ser Humano. 


Esas herramientas están ahí porque tienen que estar; pudieran faltar, sí; pero les aseguro que no sobra ninguna. El Sexo es una de esas herramientas fundamentales, como la Mente o las emociones.


Se trata de un error, transmitido por generaciones, la idea de que el sexo es algo no consustancial con el Espíritu y, por lo tanto, nocivo en nuestro Camino hacia el progreso espiritual. Podríamos extendernos en la causa de ello; pero para ésta reflexión, basta con esto.


El Sexo es una Herramienta útil y necesaria aunque no imprescindible pues, en tal caso, de no poder practicarlo, la evolución espiritual sería imposible y, gracias a Dios, esto no es así, existiendo sucedáneos místicos, de carácter emocional, que no requieren de cualquier actividad sexual; pero para quienes pueden disponer de sus herramientas sexuales, es una ayuda muy importante y que no hay que desmerecer.


¿Como nos acercamos al sexo desde la Gnósis?, pues con racionalidad, serenamente y con la seriedad que el asunto merece. Justo lo contrario de como se toma en el Mundo profano; a saber, con sorna, lascivia, sarcasmo y de forma burlesca y chistosa. 


Eso es algo que la Gnósis condena con todas sus fuerzas; en tanto que eso del Sexo, como vía válida para para progresar en la espiritualidad iniciatica, es algo extremadamente serio.


Como hemos dicho, existen vías alternativas que funcionan a modo de sucedáneo del sexo; pero nunca como una imprescindible sustitución, en tanto que, siempre, un sucedáneo es menos efectivo que el original.


En determinados ambientes esotéricos, la actividad sexual como medio iniciático de vía espiritual es conocida como Magia Roja y posee tanto sus acólitos como Sacerdotes y sacerdotisas. 


Un error muy común en estos ambientes esotéricos es mezclar la magia sexual con la violencia de sacrificios animales o, lo que es peor, humanos, con lo que estaríamos tratando de Magia Negra. Por ello es tan importante, en éste sentido, no perder los papeles y conocer aquello con lo que estamos lidiando. 


Todo aquello que tenga que ver con la violencia, la humillación, la tortura, el derramamiento de sangre o muerte, incluyendo la lascivia y la lujuria, nada tienen que ver con las prácticas gnósticas sexuales, identitariamente semejantes, si no idénticas, a las tántricas hindúes o al Taoísmo procedente de China.


Es importante saber desconectar la sexualidad espiritual de todos esos aditivos ya mencionados y que no son otra cosa que una canallesca forma de desacreditar y enterrar una vía de crecimiento espiritual muy válida, como es la de la bendita práctica del Sexo según la propia voluntad y sujeta al mandato del Ser Interno que mora en el Corazón. 


Tan acto de Amor, de entrega caritativa, es el ayudar a los necesitados como entregarse en un abrazo de puro Amor a tus amantes.


El Sexo por el sexo es, básicamente, una blasfemia, un sacrilegio. Todo debe de hacerse con una motivación de entrega ayuda y visión superior, no por el mero hecho de conseguir un momentáneo placer sensorial u orgasmo biológico. 


El Sexo es la Vía más rápida, de realizarse místicamente, y de alcanzar el éxtasis o arrobamiento espiritual; en tanto que el orgasmo, escaso y breve como un suspiro en lo profano, en la práctica gnóstica se transforma en una experiencia espiritual semejante al nirvana de los budistas; es decir, sentir la sensación de ser uno con el Universo primero y con la Plenitud de Dios, el Pleroma, después. 


El Sexo es el mejor modo, repetimos no el único, de sentirse unido a Dios, de sentirse uno con Dios, de no encontrar diferencia alguna entre nosotros y Dios.


El Sexo tiene una base orgánica, es una de esas herramientas con las que venimos de serie; pero en su evolución su energía se va haciendo más y más sutil, espiritualizado, hasta alcanzar su objetivo de alcanzar el éxtasis espiritual, ya por encima de nuestra cabeza física.


El Sexo despierta la serpiente de fuego enrollada en el sacro y va elevándola por las glándulas endocrinas, siguiendo la autopista de la Espina dorsal. Primero se activan las glándulas suprarrenales, las gónadas, ya sean testículos u ovarios, el Páncreas a la altura del Plexo Solar, sigue el Timo a la altura del corazón, la Glándula Tiroides, perfecta sala de mandos de las glándulas endocrinas, la glándula Pituitaria y, por último, justo en el centro del cerebro, el conocido como tercer ojo o Glándula Pineal.


Pues bien, el encendido o activación de la Serpiente Iniciática, Kundalini en el Mundo Oriental, debe de seguir ese órden concreto y su activación se puede producir tras un largo tiempo de meditación y concentración mística o mediante una concentración en un Estado de penetración sexual permanente y que puede llegar a durar horas. Ahora bien, esto conlleva un proceso que nada tiene que ver con el proceso automático Creador (procreación); sino con un acto consciente de Amor absoluto y de entrega incondicional a la Pareja sexual; es decir, en el sexo iniciático no se busca el placer propio sino el de la pareja hasta alcanzar un orgasmo biológico especial sin eyaculación, que es el que activa el éxtasis místico supremo; es decir, la activación de las glándulas de la Iluminación espiritual; o sea la Pituitaria y la Pineal.


La cuestión de la no eyaculación en la Práctica sexo-espiritual posee un sentido meramente práctico; en tanto que la eyaculación conlleva el orgasmo biológico reduciendo el tiempo necesario para poder alcanzar el éxtasis espiritual; en tanto que, tras la eyaculación, la actividad eréctil del órgano masculino se viene abajo, impidiendo que el proceso continúe hasta alcanzar el objetivo previsto de arrobamiento místico.


Bien, todo lo expuesto parece algo muy frío y técnico; pero lo cierto es que el Proceso requiere de una empatía emocional, hacia el otro, extrema. 


Cuando los dos cuerpos se unen, la pareja debe de intentar vivir la experiencia del otro como si fueran una sola unidad biológica y espiritual, en tanto que no se trata de una experiencia individual sino de dos en Uno, con el fin de alcanzar ese estado búdico del Nirvana o unión con Dios, la Plenitud del Pleroma.


En la Iniciación Sexual, el Iniciador o Iniciadora, Maestro Tántrico en el hinduísmo, puede o no ser la propia pareja matrimonial, por lo que el sentido del Amor cobra, en ésta experiencia, un sentido único, pues incluso puede ser un o una desconocida que pudiera no volverse a ver de nuevo en el resto de la Vida; dicho de otro modo, la relación iniciática, dentro de la Magia roja, tántrica, taoista o gnóstica, no es otra cosa que un Amor excelso sin apego alguno y en donde ninguno espera algo por parte del otro; sino que se centra en la entrega incondicional en sacrificio al otro, con el único objetivo de que, la pareja sexual encuentre su nexo de unión con su Maestro Interno, la Divinidad.


Después de toda nuestra disertación, viene la pregunta del millón: ¿Y si no tengo una pareja sexual como lo hago? Al comienzo dijimos que la Iniciación Sexual es un medio gnóstico muy importante; pero no es el único y por lo tanto, no imprescindible; en tanto que el proceso de meditación se puede realizar en solitario y sin actividad sexual alguna. Y hasta aquí podemos decir.


Frater Antoni R+C; Hermano Lego de la Fraternidad de los Rosacruz