Del comienzo de todo

 “Del Comienzo de Todo”


-Entre la única Verdad y las múltiples realidades-


El relato del principio de todo está supeditado, no sólo a los diversos relatos gnósticos sino también a la libre interpretación de sus lectores. No se trata de leer todo lo existente, meterlo en una coctelera y, después, sacar un relato sincrético que resulte coherente, sino que, primero, se debe de utilizar la razón y macerar las ideas resultantes hasta que sean aliñadas con la Intuición procedente del Maestro Interno, que será el que decide cuáles versiones descartar y cuáles aceptar como parte de la Verdad.


Para comenzar con buen pié, debemos de aceptar que la Verdad siempre es más simple que la complejidad de las realidades engañosas. Después deberíamos descartar aquellos relatos duales en donde la batalla entre el bien y el Mal se encuentran presentes. El Miedo, el terror, el pánico lovecraftiano, siempre, es fruto de la ignorancia; es decir de no recordar la Verdad que llevamos, en nuestro interior, consigo.


Esa supuesta lucha entre el Bien y el Mal no son otra cosa que la batalla entre el Conocimiento y la Ignorancia; pero para llegar hasta la Gnosis hay que reducir las ecuaciones hasta su mínima expresión huyendo de innecesarias complejidades, ya sean teológicas o filosóficas diseñadas con el fin de conducir, de forma interesada, el carro hasta un molino conocido; pero de procedencia falsa o incierta.


Del Sincretismo de varios relatos gnósticos se ha sacado la conclusión errónea de que el Demiurgo y Yahveh o Yaldabaoth o Jehovah son una misma cosa, sacando la ligera; pero falsa conclusión de que el Demiurgo, el verdadero Creador, resultó ser un Ente estúpido y perverso; pero si indagamos en nuestro interior y reducimos la ecuación a su mínima expresión, comprobamos como todo es mucho más simple y comprensible, no existiendo en la Historia verdadera ni buenos ni malos sino solo naturales errores de un proceso de prueba, detección de error y ajuste (Prueba error)


Explicarlo de forma convincente y sencilla es lo que vamos a desarrollar a continuación y pido a nuestros amados lectores que no busquen en nuestras palabras complejidades propias de aquellos que desean engañar a sus oyentes, llevando la piedra, siempre, a su propio molino.


En primer lugar tenemos que decir que el Demiurgo no es otra cosa que la Voluntad emanada del Eón Sophía; es decir, el Demiurgo, por decir así, es el instrumento Creador de Sophía y sin el cual la Creación del Universo no hubiese sido posible.


La Idea de Sophía era recrear, en una burbuja espacio temporal, una diminuta porción del Mundo de las Ideas, del Pleroma, con el fin de investigar acerca de la procedencia de ella misma, de los propios eones, en tanto que células del Pleroma y del propio Pleroma.


Sophía, en ese sentido, se dice que actuó de forma independiente sin contar con el consenso del Gobierno del Pleroma; es decir, del resto de los eones.


La equivocación de Sophía consistió en pensar que una naturaleza eterna, sin principios ni final podría condensarse en un laboratorio limitado de espacio temporal. En ese sentido, su Voluntad emanada, el Demiurgo, no fue otra cosa que la primera víctima de la decisión de Sophía en el intento de investigar lo incognoscible de su propia Naturaleza y del resto de los eones.


Cuando el Demiurgo, recuerden la Voluntad de Sophía, completa su trabajo, resulta de ello un Paisaje maravilloso; pero carente de movimiento.Venía a ser, más que como una película en movimiento, una foto panorámica, fija, en 360 grados. Todo era inerte, nada tenía movimiento ni las criaturas traídas del Éter del Pleroma eran capaces de manifestar Vida y mucho menos sentimientos e inteligencia.


Desconcertada y un tanto arrepentida por los resultados de su cósmica curiosidad, Sophía se dirigió consternada y llorosa al Consejo de los eones en busca de ayuda, en tanto que ella no poseía la capacidad de deshacer lo ya realizado, de buena voluntad, por el Demiurgo; pero los eones deliberaron que ellos tampoco podían intervenir, en tanto que todo podría ir a peor, decidiendo que la única solución era que Sofía sacrificase a su Emanación, la Voluntad, el Demiurgo, con el fin de que las ideas del Pleroma cobraran vida al Ser insuflada en sus imágenes, el Divino espíritu del Pleroma, mediante la emanación del Demiurgo.


Antes de proceder a ello, con buen criterio creemos, el propio Demiurgo diseñó una serie de algoritmos de información cuyo cometido sería preservar, en su ausencia, el entorno de la Creación, sus pilares, cuando Él ya no estuviese disponible para hacerlo de forma personal. Así fue como creó a los arcontes y que no son otra cosa que las huestes angélicas o Daemoniums encargados de mantener la Creación sujeta a unas leyes naturales inamovibles.


Esa hueste jerarquizada de Entidades de Inteligencia Artificial, sin Alma propia, se encontraba al mando del Arconte “Tiempo”, Cronos, Saturno o Satanás.


El sacrificio del verdadero Demiurgo, ahora veremos por qué decimos esto, consistió en insuflar su Espíritu Divino en la Creación que, hasta ese instante, había permanecido estática y latente. Es a partir de éste instante cuando el Espíritu del Demiurgo, sujeto a las leyes del Cosmos comenzó a dispersarse, multiplicarse y fragmentarse entre todas las criaturas y entidades de su Creación inspirada en el Mundo de las Ideas del Pleroma.


Es a partir de ese instante que, aparentemente, el Demiurgo, en tanto que Voluntad de Sofía desaparece de escena al encontrarse fragmentado en todas las partículas de su Creación. Una Creación que, ahora sí, comenzó a tener movimiento expandiéndose y dando Vida a sus innumerables criaturas, cuya vida previa ya existía dentro del Éter del Pleroma.


Es a partir de aquí, que Yaldabaoth, Jehováh se hace pasar por el Demiurgo, coronándose como el verdadero Creador del Universo, en realidad su suplantador; pero éste no deja de ser otra cosa que el Jerarca más elevado y con más poder de los arcontes, el Tiempo.


Los arcontes son fuerzas automáticas, ciertamente con inteligencia, adquirida de la propia Creación donde se encuentra en un Eterno descanso, del Séptimo Día, su Creador y también de donde adquieren su energía para poder seguir funcionando durante toda la duración del Cósmico experimento. 


El problema consiste en que el Espíritu del Demiurgo se encuentra tan fragmentado que es prácticamente imposible que pudiese manifestar memoria y consciencia; pero eso no lo van a facilitar los arcontes, en tanto que ese no es su cometido, dado que ellos son sabedores que cuando todo acabe ellos, no siendo necesarios, deberán dejar de existir.


Solo cuando el espacio tiempo detenga su expansión, el Demiurgo deje de fragmentarse y comience su desfragmentación con la compresión del Cosmos, es que el Demiurgo recuperará su Memoria y conciencia divinas, acabándose el experimento iniciado por Sophía y, por lo tanto, bajándose el Telón del escenario Cósmico que el Mundo es; pero la Entidad resurgida, en el Pleroma, de esa implosión gravitacional, dada la magnitud de su experiencia acumulada, ya no podrá llamarse como el Demiurgo, sino que su nombre será Adám Kadmón, el Hombre Cósmico y del que todos nosotros, sin excepción, formaremos parte.


Por lo tanto, cómo ven, el Cosmos no es un Campo de Batalla entre el Bien y el Mal, entre un Dios Benévolo y un Ser repugnante denominado como Demiurgo, sino un laboratorio de experimentos donde se ejecuta el prueba y error; es decir, donde el Conocimiento baila un Vals permanente con la natural ignorancia de lo desconocido.


Todo lo que existió, existe y existirá es fruto de ese baile Cósmico de Shiva y que cuando todo finalice volverá al Nirvana; es decir, al Pleroma de los gnósticos. Esta Historia es mucho menos tétrica y más elegante que esa lovecraftiana donde una de las Criaturas de la Creación o el propio Creador, en la forma del Demiurgo, se convierten en la representación de la maldad Cósmica.


Eliminando el Mal de la Ecuación y sustituyéndola por la ignorancia de lo desconocido todo toma sentido; pero para ello, también debemos de eliminar, del Incognoscible, las cualidades de poder absoluto y conocimiento absoluto. Digamos que el Poder y el Conocimiento de Dios, aún siendo infinito y eterno, crece permanentemente con las experiencias aportadas por sus propias creaciones.


Frater Toni (Hermano Lego R+C)