Razón y Corazón

 "(Razón o Corazón) o (Razón y Corazón)*


-Respecto del por qué nos dirigimos más a la Razón de la Mente que al Corazón de nuestros lectores-


Nos encanta que nos den trabajo. Eso es lo que siempre estamos pidiendo. Escribiremos sobre ello y verán como también ustedes tienen razón; pero nada tiene que ver con lo que aquí, en estos días estamos tratando. No obstante, no rehuiremos el contestar brevemente a cierto planteamiento.

Un

En primer lugar, aunque resulte pedante, que lo es, a Aralba se lo debería de considerar más un místico que un letrado en estas cuestiones y ahora explico el por qué; pero jamás hay que perder ni la vista sobre el horizonte del misticismo ni dejar de mantener los pies sobre la tierra de la racionalidad; eso es lo que predicamos, en tanto que Aralba; es decir, mantener un ten con ten entre nuestras aspiraciones espirituales y la verdadera racionalidad que nada tiene que ver con la permanente duda materialista.


El mismo Crowley o Steiner, con todas las de la Ley, eran místicos indiscutibles; pero jamás dejaron de usar el lenguaje científico de su época, recuerden que eran los años en que estaba floreciendo la Teoría de la Relatividad y la Física Cuántica.


Aquí, el problema es el tipo de Formación académica. Es nuestro Ser Interno el que nos dirige por los derroteros de la vida para adquirir determinadas cualidades y que, luego, serán las utilizadas para intentar mostrar, pobre y metafóricamente, las experiencias místicas.


Así el estudio de la poesía, aprender dactilografía y oratoria, filosofía y ciencias sociales o Ciencia y Tecnología, también historia y geografía o magia y esoterismo, pueden no haber sido decisiones de la propia Personalidad en el sentido arrogante de acaparar formación e información. En nuestro caso, es evidente, que ha sido nuestro Maestro Interior el que nos ha llevado a adquirir unos determinados conocimientos y no otros.


Debemos de aprender a diferenciar lo que es el lenguaje de los eruditos,  cargado de referencias externas y el del Místico, que utiliza parte de su bagaje cultural para intentar mostrar la Evidencia espiritual mediante metáforas y utilizando el lenguaje que, gracias a su experiencia, ha adquirido.


Yo les invito a todos ustedes a que relean, al menos, dos veces nuestros escritos y no se queden solo con la floritura de la buena prosa o el relato de determinados ejemplos científicos y tecnológicos; que intenten ver detrás de las palabras muertas el contenido vivo del simbólico mensaje místico.


El que nos dirijamos a ustedes una, dos o tres veces, al día, con trabajos de Aralba, nuestro Maestro Interno, que requiere trabajo de nuestra Personalidad, Antonio Ruiz, y tiempo no dedicado a la familia, no se hace porque la arrogante personalidad quiera aparecer como lo que no es ante un máximo de dieciseis lectores certificados. Algunas veces, casi vergüenza nos da y ganas de tirar la toalla. Comprueben ustedes mismos el pobre alcance y las reacciones hacia nuestro trabajo de manifestar la Gnosis.


El Espíriru utiliza a la Personalidad como su herramienta y estruja sus cualidades adquiridas, durante la vida, hasta el máximo posible.


Evidentemente quienes no se encuentren preparados solo verán una supuesta arrogancia intelectual; pero quienes sí lo estén podrán ver más allá de las bambalinas y tomarán para sí, de su lectura, aquello que su Espíritu les requiera.


Es injusto juzgar a la pobre Mente cuando solo es una herramienta más del Ser. Ya sabemos que, a veces, Dios escribe con renglones torcidos, como diría Einstein; pero eso no quiere decir que los místicos debamos de ser analfabetos y escribir de forma ilegible e incomprensible.


Los místicos desarrollamos nuestro Trabajo para el Espíritu; pero intentamos que nuestro lenguaje sea entendido por la mayoría de la gente. Ahora bien, si eso puede considerarse como demasiado mental y poco místico, me temo amigos que no es nuestro problema sino el fruto de vuestra peculiar percepción. Repitan su lectura, una vez más, y probablemente cambiarán de opinión.


El Místico habla y escribe para llegar al Corazón; pero la Mente es su natural e inevitable intérprete y si ésta no entiende, caray, hemos hecho un pán como unas hostias porque al Corazón no le llegará una mierda.


Por otro lado, ésta táctica de echarle la culpa de todo a la Mente es fruto de la ignorancia de aquellos que predican destruir al Ego; es decir, a la Personalidad. Bien, eso es una barbaridad y nadie que desee denominarse, algún día, como Rosacruz debe de perseguir semejante disparate; pero, no obstante, la Personalidad tiene que ver con la Mente muy poco; de hecho, Mente y Espíriru son una misma cosa y, si no, que se lo pregunten a los filósofis griegos.


El Pleroma es Mente, el Pleroma es Espíriru y el Pleroma es Éter. Todo ello son una misma y única cosa; ahora bien, uno de los siete mundos intermedios, el Plano Mental, se corresponde con el doble cuerpo Humano de la Mente Concreta y de la Mente abstracta, siendo la Mente Concreta la parte más densa y cercana al Mundo de los deseos y siendo la Mente abstracta la más cercana al Espíritu de Dios, propiamente dicho. Justo en el medio de ambos sub-planos de la Mente se encuentra el Punto Focal, símil fotográfico, necesario para reflejar en los planos densos, las ideas procedentes del Pleroma o Mundo de las Ideas, para mí también Dios.


Por lo tanto, fíjense la importancia que posee dicho instrumento de manifestación y sin el cual seríamos menos que lombrices reptantes. Menospreciar a la Mente solo es fruto de la Ignorancia. La Mente, ciertamente es racional; pero también es espiritual y sin ella, la Gnósis procedente del Pleroma no podría llegar hasta el Templo del Corazón y donde se encuentra el Eterno Durmiente esperando ser despertado de su letargo.


Las sectas que desean que permanezcamos dormidos, a pesar de su falsa propaganda de "Despertar de la Consciencia", predican acerca de la destrucción del Ego, de la Personalidad; pero destruir la Personalidad supone también destruir el vehículo terrestre de la Mente y sin la Mente, como ya estamos viendo, es imposible el despertar de la Chispa de Espíritu y, por lo tanto del despertar de la Consciencia.


En la Tradición de Occidente, no así en la de Oriente, no se predica acerca de la destrucción del Ego o de la anulación de la Personalidad y eso, no solo quedó dicho por los filósofos de Grecia que son nuestros más cercanos referentes, sino que tambiénn los grandes maestros del Siglo XX lo dejaron dicho, ya fuese Rudolph Steiner, Max Heindel, el Maestro Huiracocha o el Mago Jefa. Es igual, los rosacruces jamás te pedirán que luches por desintegrarte tú a tí mismo porque tú que me estás escuchando es esa Personalidad que deberá de ser la conductora de los rayos reflexivos de la Mente y que nos traen, al Corazón, la Gnósis procedente del Pleroma y sin la cual no es posible el Despertar espiritual ni la ampliación de la Conciencia. 


Tanto en el Corazón como en la Cabeza hay un Trono. En el primero, el Trono de las Emociones y en el segundo, el Trono de la Razón; pues bien, cuando gracias a la Mente Humana en sintonía con la Mente Cósmica, la Gnósis procedente del Pleroma toca la cavidad del ventrículo izquierdo del Corazón, es que despierta el Átomo Simiente que en realidad es nuestro verdadero Ser. Pues bien, a donde queremos llegar es a que el Ser deberá de ocupar, consecutivamente, primero el Trono del Corazón y después el Trono de la Cabeza, donde se produce el Pensamiento y la Razón.


Cuando hablamos de Ego, de Personalidad, de Emociones y de Racionalidad; estamos hablando de diferente manifestaciones de una misma cosa, de nosotros mismos. No estamos hablando de algo ajeno a nosotros mismos, que fuese un estorbo y tuviéramos que borrarlo de la faz de nuestras vidas; de hecho, intentarlo sería como suicidarnos, con lo cual acabaríamos con nuestro vehículo actual de manifestación y con la imposibilidad de concluir el Proceso de Salvación, Resurrección o Cristificación.


El Ser Humano es un conjunto inalienable e indosoluble, desde sus genitales hasta las manifestaciones místicas procedentes de su Alma; decir que alguna de ellas es impura y que debería de extirparse es un absoluto error. El problema es cuando se utiliza el Desarrollo Espiritual como una excusa hipócrita para tener sexo y disfrutar del Placer sensual; pero, igualmente de contraproducente es ignorar que poseemos genitales; dado que, en ambos casos estaríamos cometiendo un error de percepción. No, por no tener sexo no se va a crecer en espiritualidad; pero no por tenerlo, incluso en abundancia, tampoco se va a volver uno un Adepto Rosacruz. De hecho, entre los antiguos gnósticos, nada que ver con los que hoy abusan de dicho término, había diferentes vertientes, algunas que practicaban el celibato y otras el desenfreno sexual y no por ello, una Gnósis era la verdadera y la otra falsa.


Sea como fuere que la Llama de Kundalini despierte en el chakra del Coxis, las suprarrenales o en el Plexo Solar, cuando el fuego de la Serpiente llegue a la Cabeza, el Fuego Espiritual se propagará, invariablemente y, por igual, a todos los nadis del Organismo, incluidos los nueve chakras más conocidos, también el del Ombligo. 


Cuando un Iniciado se convierte en Avatar no deja su sexo en la Tierra para que se pudra y se lo coman los gusanos, se elevará en su cuerpo transfigurado con sus genitales incluidos. No existe nada impuro e indigno en el Cuerpo del Ser Humano, aunque sí esté condenado a la inevitable putrefacción si no se concluye el proceso de la transfiguración en Vida. De aquí o salimos al completo, con verga, vagina y todo, o nos quedamos hasta que no entendamos de que va todo esto.


Quienes desprecien sus genitales, les queda todavía mucho por entender; pero quienes abusan de ellos con el fin de conseguir solo placer, tampoco han entendido nada. Tener sexo no es un impedimento para alcanzar la Iniciación; pero tenerlo, tampoco es que sea imprescindible. Lo importante es la actitud sagrada que tengamos hacia nuestro Cuerpo en todos y cada uno de los siete niveles de manifestación; da igual que sea el generativo o sexual o el emocional y racional.


Aralba R+C