Combatiendo el adoctrinamiento
“El nivel de sensación de Libertad se corresponde con el Grado de Ignorancia o Conocimiento”
-Combatiendo el Adoctrinamiento-
Nacemos llorando por el trauma que supone pasar de un entorno conocido, el vientre de la madre, a otro desconocido, el espacio exterior. Antes el oxígeno entraba en el bebé, junto a los nutrientes, mediante el líquido amniótico; pero al producirse el nacimiento hay que ayudarlo, con unas palmadas, para que se ponga en marcha su aparato respiratorio.
Pero enseguida comienzan los engaños bien intencionados de sus padres rodeándolo de un entorno jovial y agradable, como ofreciéndole un Mundo de felicidad que, conforme vaya creciendo, se irá derrumbando provocando una cadena consecutiva de decepciones frustrantes. El Mundo no es como le habían hecho creer de niño.
Los reyes magos, Papá Noel y el ratoncito Pérez, va descubriendo que no existen; pero el Coco sí, escondido tras las esquinas esperando que cometamos un error al confrontar alguna de las cadenas que suponen las leyes naturales que rigen el Universo.
La expresión “La Verdad te hará Libre” no es más que un bulo, una “Fake new”, del mismo modo que cuando escuchamos que a éste Mundo se viene a disfrutar y ser feliz o que lo podemos cambiar con nuestra actitud personal y transformarlo en una suerte de Paraíso o Edad de Oro.
Que no te engañen, en éste Mundo no se puede conseguir la Vida Eterna porque no fue diseñado para ello, como un video juego tampoco lo está para que te quedes pegado, para siempre, frente a la pantalla del ordenador.
El Mundo, en su conjunto, es una prisión para el Espíritu, cuyos barrotes, vallas y fronteras son invisibles; pero infranqueables. Así tenemos la prisión del cuerpo material y a la que nos encontramos unidos de forma irremediable. La fuerza de la gravedad mantiene atado a ese cuerpo al planeta tierra impidiendo que, sin subterfugios, podamos elevarnos de su superficie y volar.
La frontera de la atmósfera impide que podamos abandonar el planeta sin algún tipo de artilugio respiratorio, que impida que fallezcanos asfixiados. Por último, que sepamos, la última frontera infranqueable es la velocidad de la luz y los espacios siderales existentes, tan enormes, entre los diferentes planetas.
El Espacio, en sí, se trata de la más grande frontera, pues con nuestros actuales instrumentos, los radiotelescopios, no hemos sido capaces de alcanzar visual o electromagnéticamente, dicha frontera, como si ésta, en modo alguno, existiera.
Nos encontramos en una Prisión, para el Espíriru, de la que no hay posibilidad de escape. Esa es la fatua realidad que nos muestra la Gnósis, el verdadero Conocimiento Divino que mora en nuestro interior, tan diferente del falso conocimiento humano que proporciona falsas esperanzas con verdades a medias; es decir, engaños. Es por ello que se dice que el Conocimiento del Hombre es necedad para Dios y que el Conocimiento de Dios es incomprensible para el Hombre.
Conforme más Conocimiento verdadero, Gnósis, poseamos más conscientes seremos de nuestra falta de libertad. Solo los tontos y los ignorantes pueden sentir un falso Grado de libertad, al no poder ver más allá de sus narices. El Conocimiento Humano está restringido, como en un teleobjetivo, a unos pocos grados de visión que impide ver el entorno; pero conforme vamos adquiriendo mayor Conocimiento, el Grado de visión se amplia a modo de un gran angular comprobando, ahora sí, el entorno cercano que nos rodea. Se ha ampliado nuestro Grado de visión y sí, es entonces cuando aceptamos que nos encontramos en una Prisión de altísima seguridad y de la que, sin la llave apropiada, no podremos escapar; es decir, a mayor nivel de Conocimiento, mayor sensación de que no somos libres.
Ahora bien, éste Conocimiento de la Gnosis, también nos dice que la Muerte es la puerta de salida de dicha Prisión; esto quiere decir que, solo cuando abandonemos éste Mundo podremos ser libres, nunca antes. Entonces, el Conocimiento nos muestra la puerta de salida para poder Ser libres; pero, en modo alguno, nos proporciona la libertad que deseamos.
Cualquier intento de conseguir, dentro del Mundo, los conceptos de Libertad, Igualdad y Fraternidad están condenados al fracaso, pues dichas utopías chocan frontalmente con las leyes naturales, los arcontes, que rigen en nuestro Universo.
No es necesario dar demasiadas explicaciones respecto a la Libertad, además de lo ya expuesto; pero referente a la igualdad está tan claro como que una cucaracha no es igual a un perro o un Ser Humano igual a una estrella, existe una Jerarquía preestablecida en el Universo y la Fraternidad, mal que nos pese, tampoco se puede dar en tanto que nuestros cuerpos se encuentran atados al Instinto de Supervivencia; siendo este instinto, en fuerza, superior a nuestros ideales de Caridad y Altruismo; eso no quiere decir, que no estemos obligados a perseguir la utopía, sabiendo que no se puede conseguir, por un mero hecho práctico de convivencia de la cotidianeidad en paz.
La diferencia entre un Gnóstico y un Erudito cargado de conocimientos mundanos es que el Gnóstico conoce las limitaciones que posee éste Mundo y de lo que puede o no conseguir en Él, mientras que al Erudito, faltandole información esencial, piensa que en éste Mundo se puede alcanzar la perfección, aunque cueste tiempo y esfuerzo conseguirla.
A alguien, equivocadamente, se le podría ocurrir pensar que la libertad se conseguiría acabando con la propia Vida; pero eso es un craso error, en tanto que el Cuerpo es solo un préstamo de éste Mundo para que el Espíritu, mediante el Alma, se pueda manifestar y cuando el alma inferior suicida a su Cuerpo, e intenta elevarse comprueba que no puede hacerlo pues su baja vibración no resuena con la elevada de su Espíritu, quedando atrapada en el Mundo, con su información, por las poderisas cadenas de fuerza de los arcontes. Por lo tanto, no parece buena idea el intentar quitarse la Vida para liberarse.
La Esperanza del Gnóstico se fundamenta en la Fe inquebrantable que tiene en que éste Mundo por infinito y eterno que pareciera, solo es un escenario temporal que algún día deberá de bajar su telón, mientras que su Espíritu, el Cristo que mora en su Cuerpo y Alma es un Ser Eterno e Inmortal que seguirá existiendo una vez que éste Mundo Prisión haya dejado de existir.
Por lo tanto, la Esperanza del Gnóstico está puesta en Cristo, su Señor, al que únicamente compete salvar la Conciencia y la Memoria de la Personalidad, que sirve de nexo de unión del Espíritu con el Cuerpo, su vehículo temporal de manifestación.
La Verdad no nos hace libres, solo nos abre los ojos a la realidad que vivimos pudiendo contemplar el horror del infierno; pero también abriendo la ventana de la sublime Esperanza de un innegable futuro de eternidad e inmortalidad que, como legado, nos pertenece si tenemos paciencia y no desistimos de la Vida.
Frater Toni (Hermano Lego R+C)