¿,Existen los inmortales?

 “¿Existen los Inmortales?”


-Todo depende del Conocimiento y de nuestro punto de vista-


“Yo os aseguro (dijo Jesús): entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino”

(Mateo 16:28)


La mayoría de eruditos y exégetas de la Biblia, si conocen éste versículo del Evangelio de Mateo, lo pasan por alto sin ofrecer algún tipo de explicación. Los apologetas, además, prefieren ignorarlo; pero aquí está, ofreciendo una clara imagen de que, según “Jesús-Apolonio”, existen inmortales que vivieron, viven y vivirán en la Tierra hasta el momento en que llegue, hasta nosotros, el Reino de Dios del que hablaba Jesús. Algo que, desde luego, aún no ha acontecido; pero que, tras generaciones, todos los verdaderos cristianos, impacientes, esperamos.


En la Tradición y mitología Rosacruz, gracias a eminentes autores como Sir Edward Bulwerd Lytton, en su Obra Zanoni, nos hablan de los genuinos Rosacruces como seres procedentes, como mínimo de la Antigua Caldea, Sumeria, encontrándose aún en el Mundo con la finalidad, como el Robot R’ Daneel de Asimov en su Obra Fundación, de dirigir y encauzar el Destino de la Humanidad. 


Gente, como veremos, aparentemente Inmortal y con poderes mentales extraordinarios; pero ¿En verdad son inmortales personajes como el Rosacruz Saint Germain? o simplemente ¿se debe a una percepción parcial y equivocada de nuestra Parte?


Lo que a continuación sigue no es, en modo alguno, una Doctrina Rosacruz sino nuestra opinión personal, muy particular, tras nuestra investigación y sondeo en los registros de la Memoria de la Naturaleza. Lo que sigue, hoy podría parecer una locura a la mayoría de nuestros lectores; pero no escribimos para la Gente de Hoy, sino para la del Mañana; la cual tendrá acceso a un mayor conocimiento científico del que hoy poseemos.


Esos inmortales a los que se refería Jesús de Nazaret o Apolonio de Tiana, según se mire, esos inmortales a los que Lytton denominó como magos rosacruces procedentes de Caldea, no son otra cosa que el vestigio superviviente de una Humanidad anterior a la nuestra y no nos referimos a una Civilización anterior, sino a una Especie Humana, muy longeva, que nos precedió millones de años en el Tiempo y aún poseyendo un parentesco genético entre ellos y nosotros, sin embargo, a nivel de procreación somos absolutamente incompatibles.


Algo que venimos apuntando, desde hace muchos años y antes de que esto se pusiera de moda. Fe de ello lo da nuestra Novela de Ciencia Ficción Iniciática “Kaos Quántico” y que podréis encontrar, como todo lo nuestro, de forma Libre y Gratuita en Internet. Nuestra percepción del Libro de la Naturaleza nos ofreció la perspectiva de conocer que el origen de la Humanidad no se encuentra en la Tierra, el Planeta que habitamos. La Humanidad, al menos nuestros Progenitores más que Creadores, provienen de uno de los planetas que orbitan a una de las estrellas del Sistema Binario de Orión. Hablamos de hace muchos, muchos miles de millones de años. 


Cuando esa Humanidad emigró de su Planeta de origen, terminó instalándose en el Sistema Solar y formando una próspera Civilización en nuestro Planeta rojo, Marte. Cuando Marte, al menos la Vida, fue destruido por un cataclismo estelar, algunos pocos supervivientes llegaron hasta la Tierra y se instalaron en un inhóspito y depredador Paisaje dominado por gigantescos dinosaurios. Unas titánicas especies que, fruto del Cataclismo y de la Terraformación de la Nueva Especie dominante, fueron erradicadas, exterminadas, con el fin último de facilitar el progreso de una primigenia Humanidad procedente, primero de Orión y de Marte después. 


Las futuras investigaciones arqueológicas de Marte demostrarán a nuestros científicos que en el Planeta existió una Gran Civilización, que tuvo que abandonar su Hogar debido a un Cataclismo Cósmico, que se produjo dentro del Sistema Solar debido al estallido de una supernova, haciendo que un Planeta rocoso que existía entre Marte y Júpiter chocara de soslayo contra el Planeta Rojo, llevándose consigo su agua y su atmósfera y provocando la formación del Gran Cañón. Sus fragmentos, hoy, conforman el Cinturón de asteroides existente entre Marte y Júpiter, siendo algunos de esos fragmentos, llegados hasta la Tierra, junto al Cometa del Cinturón de Cuyper que colisionara contra el Planeta X, vamos a llamarlo así, los causantes principales, junto a la Terraformación Humana mencionada, de la extinción de los dinosaurios en la Época del Jurásico.


Ésta primera Humanidad terrestre, de la que procedemos, estaba constituida por seres de una gran longevidad y cuya edad podría superar, con creces, los mil o dos mil años; pero, no por ello, se los podía llamar inmortales.


Está Humanidad escasamente prolífica, en el pasado de la Tierra, constituyó grandes civilizaciones, hoy perdidas, y que fueron las que construyeron las grandes y enigmáticas obras ciclópeas que han llegado hasta nuestros días, constituyendo civilizaciones que, hoy, son un puro mito para los investigadores, como la Civilización lemuriana en el Continente de Mu, en pleno Pacífico o la conocida Atlántida en el Océano Atlántico. 


Otras civilizaciones, no conocidas, vivieron en el Continente Antártico, hoy sumergidas bajo los millones de toneladas de hielo milenario.


Fue ésta longeva pero poco prolífica Civilización, procedente de Sirio, la que hoy en día conforma una pequeña comunidad esparcida por el globo terráqueo y a la que conocemos como Rosacruces. Una especie que, tras el pasar de eones de tiempo, se ha convertido genéticamente incompatible con nosotros; pero que, fisiológicamente hablando, somos indiferenciables. 


A nuestro lado, debido a su gran longevidad, podrían parecernos eternos dioses; pero, lo cierto es que son nuestros antecesores directos. Nosotros, como Especie Hermana, somos los herederos de un pequeño grupo que sacrificó su natural longevidad, mediante manipulación genética, en beneficio de una mayor procreación o, dicho de otro modo, una mejor adaptación a las condiciones medioambientales del Planeta Tierra.


No tenemos ni idea de cuántos de esos antecesores quedan junto a nosotros; pero esos a los que algunos denominamos como Rosacruces y fundadores de las grandes civilizaciones de nuestro pasado deben de ser muy pocos. Unos pocos que han permitido, con su Conocimiento Ancestral, que la Humanidad progrese científicamente, en los últimos siglos, a pasos agigantados. 


Sí, porque ellos son los responsables de nuestro avance científico que, como píldoras, nos han sido dadas para que la Especie no se estanque en nuestro Planeta y, llegado el momento, podamos elevar el vuelo y proseguir nuestra emigración por el Cosmos, como así hicieron nuestros padres procedentes del Sistema de Sirio.


Estos pocos rosacruces que hoy en día existen poseen un conocimiento científico, ancestral, tan enorme y diferente, que a nuestra percepción parece pura magia, como debiera de suceder con los antiguos habitantes de Caldea que los consideraron como Magos o Teurgos hacedores de milagros. 


Esa extraordinaria tecnología, unida a su natural longevidad, les ha permitido mantenerse refugiados en dimensiones ajenas a nuestro Espacio-Tiempo, y aparecer, ante nuestra experiencia, como seres inmortales; pero es más que probable que, la mayoría de ellos, no pasen de los mil años de edad según el cómputo Humano; aunque paradójicamente, llevarían vigilando nuestro progreso civilizatorio desde hace millones de años. 


Esto se debería a que ellos no permanecen con nosotros más que de forma puntual y periódica muy poco tiempo, no afectándoles, más que someramente, el paso del tiempo; en tanto que la mayor parte de su Vida permanecen ajenos a la dimensión espacio temporal. Para que se entienda bien, es como si ellos estuvieran, no decimos que sea así, viviendo en una Nave Espacial a velocidad superlumínica y pasando el tiempo muy lentamente como si estuviesen atrapados en el horizonte de sucesos de un agujero negro, mientras que, para nosotros los terrestres, el tiempo pasaría muchísimo más rápido. Así, un día para ellos podría suponer cientos o miles de años para nosotros.


Y, bueno, esa sería la causa de su aparente inmortalidad; pero recuerden mis esposos y esposas que se trata de una Especie en extinción y de la que nosotros somos su legítima Herencia.


Frater Tony (Hermano Lego R+C)


“En el pasado del “Colegio Invisible de la Rosacruz” nos llamábamos amigos y amigas, fratres y sorores o hermanos y hermanas. Hoy, en “El Pleroma” dada nuestra absoluta intimidad somos, en Cristo el Señor, esposos y esposas”