Apéndices capítulos 1 y 2 del Génesis
“Apéndice capítulo 1 y 2 del Génesis”
-Sin ánimo de sentar cátedra-
Exacto, todo lo expuesto acerca del Creador, su creación y el Impostor y su control, no deja de ser otra cosa que una metáfora representada a nivel cósmico; pero debemos de ir aprendiendo a desacralizar las cuestiones espirituales. La sacralidad pertenece al ámbito de la Religión y no deja de ser otra forma de Apego.
Nada, nada debe de ser tan sagrado como para no ponerlo en cuestión. Ese es el principio del aprendizaje acerca del verdadero conocimiento y, también, la diferencia fundamental entre Creer y tener Fe.
Lo que mostramos en nuestro trabajo no debe de tomarse al pie de la letra sino como posibles hipótesis de trabajo que nos permitan meditar, pensar y reflexionar para ofrecer un camino de manifestación a nuestro particular Maestro Interior, Cristo, el único que posee las verdaderas respuestas a todas nuestras cuestiones.
No tengamos miedo de desacralizar. Eso sí, intentemos hacerlo con tacto para ofender lo menos posible. El Gnóstico no deja de ser un Hereje y el hereje es un rebelde por naturaleza.
Ante todo quiero agradecer vuestra disposición a abrir un debate que termine por explicar lo que realmente sucedió. A nosotros nos resulta demasiado complicado proporcionar una respuesta simple, razonable y coherente, sobre todo en éste caso.
En primer lugar debemos de reafirmar que Elohim es plural, pues aunque no estamos hablando de divinidades individuales, sí que son emanaciones unas de las otras. Así la fuente es el Pleroma "Lo incognoscible" de quien emana el Eón Sophía, Sabiduría, que por su Amor al Conocimiento y Curiosidad ideara el experimento de dar forma a una infinitesimal porción del Mundo de las Ideas del Pleroma.
De Sophía, emana su Voluntad creadora, el Demiurgo que, en último término, es el responsable de hacer realidad el experimento de Sophía. Cómo se ve, hay una razón para que “Elohím” sea un plural, pues el propio Demiurgo contenía en sí la Esencia etérica de las emanaciones anteriores.
En la Teología se habla de un Dios todo poderoso y que todo lo conoce; pero en la Gnósis eso no existe así, pues Dios no puede estar limitado a su propio poder y a su propio conocimiento. Esto hay que entenderlo bien para comprender que Elohim dentro de su indiscutida infinitud, eternidad, gran poder y gran conocimiento, en modo alguno es el límite de su propia perfección aunque sí sea el límite de la perfección de todo lo que ha salido de su Mente y mora en su interior porque fuera no es posible.
El Sexto Día y el Séptimo existen por un motivo crucial. El Sexto para indicar el final del proceso de Creación del Mundo Material y el Séptimo para indicar lo que realiza posteriormente Elohím. Y lo que hace, cosa que no le entra en la cabeza a mucha gente, es echarse a descansar. Dá por concluida su Creación y ya no vuelve a intervenir en ella.
La Gnosis nos dice que Elohim se fue a descansar al Seno de su propia Creación, fragmentándose para dar Vida a cada una de las partícula de su Creación.
El Ser que, a posteriori, dice ser el Creador es Jehová, quién se hace llamar el Dios de los judíos. Ésta Entidad es el Arconte y, por lo tanto un impostor y suplantador del Elohím Creador, que toma el relevo, en el séptimo día y en el que aún todos nosotros vivimos, no ya para seguir creando cosas que no podría hacerlo, sino para controlar que las leyes que rigen y sustentan el Universo se mantengan inmutables hasta que llegue el fin del Experimento.
En la Biblia no se indica, con meridiana claridad, éste proceso de relevo; pero se ofrecen pistas significativas que ayudan a que razonadamente podamos llegar a la conclusión que nos ofrece la Gnosis.
En primer lugar, no tiene algún sentido que se ofrezcan dos visiones diferentes de la Creación. Segundo, en el primer relato solo se hace mención de Elohim, la Triada Creadora “Pleroma Sophía, Demiurgo, producto de una emanación divina; pero en el segundo relato se ofrece un Nombre Propio a quien dice ser el Creador; es decir Jehová y por último, lo último que realiza Elohím es Crear al Hombre insuflarle su propio espíritu, aliento, y lo siguiente es retirarse a descansar.
Esas pequeñas pistas nos conducen a las preguntas que nos ofrecerán las respuestas correctas. En el primer relato es Elohim no “Elohim Yahveh”, en tanto que son dos entidades diferentes. En el Segundo Capítulo nos queda claro que está Segunda Entidad, aunque es denominada como el Creador, de ahí lo de Gran Presuntuoso por ser un impostor, se dedica a dirigir y controlar lo ya creado; dado que empieza a conceder y retirar permisos; así como añadir reglas nuevas a la libertad dada por el Elohím Creador, el Demiurgo.
El motivo por el que al insuflar Elohim su aliento de vida en su Creación y, por lo tanto retirarse a descansar nos lo proporciona la Gnosis, en tanto que las criaturas creadas por el Demiurgo, basadas en las ideas del Pleroma ofrecidas por Sophía, surgieron defectuosas y, a modo de las plantas, apenas eran capaces de moverse; es decir, no poseían emociones ni tampoco Mente. En definitiva, un auténtico desastre.
Es entonces cuando, arrepentida, Sophía clama por ayuda al Consejo Celestial de los Eones y éstos deliberan que la única solución para que ese bella paisaje pudiera cobrar Vida sería sacrificando al Demiurgo, en tanto que la Fuerza de Voluntad de Sophía.
Así, el Creador se funde con su propia Creación mientras Sophía pierde, momentáneamente, su Voluntad al permitir el sacrificio de su Emanación. Así, las cosas, Sophía se encuentra imposibilitada de obligar a los arcontes a que hagan otra cosa diferente de lo que hacen, pues quien puede, que es el Demiurgo, la Voluntad de Sophía, se encuentra fragmentado en infinidad de partículas integradas en su Creación, “desde las partículas elementales hasta los grandes astros del Universo”.
Tan sólo cuando el Demiurgo se reintegre mediante el Cristo viviente que mora en nosotros y se produzca la disolución del Universo mediante su implosión, es que el Demiurgo, ya como el Hombre Cósmico, retome su conciencia y memoria anterior que se sumará a todas las experiencias acumuladas por todos sus fragmentos durante el tiempo que dure éste Séptimo Día de descanso y acumulación de experiencias.
No puedo terminar sin acabar diciendo que para el Demiurgo; es decir, el Elohím verdadero, el tiempo no existe y aunque la Creación se muestra en los libros llamados sagrados de forma secuencial, como si lo primero creado hubiese sido el tiempo, esto no es así y la Creación se realiza en un instante fuera del Espacio Tiempo, desde el Pleroma. Es a partir de la articulación del Verbo, la explosión primigenia, que comienza el tiempo y a expandirse el Espacio y el Universo; pero todo el plan del proceso Creador ya estaba integrado.
El Relato del Génesis no deja de ser una suerte de parábola para que nuestras mentes limitadas, por la experiencia espacio temporal, puedan vislumbrar como se produjo el Proceso de la Creación; es decir, el Demiurgo no fue sembrando secuencialmente su Espíritu en cada unos de los días simbólicos de la Creación, sino que su fragmentación comienza con la primera pronunciación del Verbo: la explosión; y continúa hasta el presente con el transcurso del Tiempo. El Arconte del Tiempo, Autades-Jehovah nace justo cuando el Demiurgo explosiona en y con la burbuja de Espacio Tiempo y es éste mismo Arconte, junto con los demás, aquellos que dejarán de existir cuando todo acabe, el Demiurgo se desfragmente e implosione regresando victorioso al Pleroma cerrándose para siempre éste Universo de Espacio Tiempo.
Frater Toni (Hermano Lego R+C)